martes

Dónde está mi verdadero hogar.


Normalmente no me gusta escribir sobre asuntos
en los que mi conocimiento es más bien limitado.
No obstante es precisamente eso lo que hoy voy a hacer.
Llevar una especie de diario o bitácora de viajes
no fue nunca mi verdadera intención
cuando hace ya varios años atrás, le di vida a éste espacio.
Dije que el tema del que debo hablar me es difícil
y deben saber que no mentí en absoluto,
bueno, tal vez en parte lo haya hecho pero ya sabrán entender.
Nunca me propuse hablar sobre la manera
en que las creaciones aquí expuestas salen a la luz,
o sobre porqué el estilo del mismo es cómo se ve.
Pero ya va siendo hora de ir aclarando mis viejas dudas,
ese hueco existencial
que periódicamente trato de subsanar
expulsando viejos temores a través de la palabra escrita,
del hecho de poder conjurar ciertos fantasmas al consignarlos
de la humilde y, enclenque a veces, forma que salen aquí.
Escribo porque no hay otra forma de poder ser yo mismo,
porque es la manera más sensata de ser quien soy,
de desplegar en toda su potencia mis capacidades,
porque es la mejor forma de ser auténtico sin traicionarme,
el único lugar en el que no caben mis disfraces y máscaras.
Por eso es que tanto empeño le pongo a darle vida
a un espacio que no tendrá miles de visitas diarias,
tal vez hasta sea leído en clave humorística por algún desprevenido,
objeto del desprecio de ciertas personas
y del desdén de las grandes mayorías.
No obstante, la misión del mismo ya está cumplida,
un espacio para dejar de lado falsedades y eufemismos,
en suma, un lugar donde puedo vivir tranquilo.

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