viernes

La nada lo es todo y el todo es la nada

Es bien sabido que la trama del universo
se desmorona lenta pero inexorablemente,
la existencia se desgrana como la llama
de una vela titubeante que es barrida
por la furia de todos los huracanes habidos.
Todo nace con una fecha de vencimiento
que tarde o temprano siempre llega
y reclama sin miramientos lo suyo.
La furia meteórica de algunas vidas
y los hechos mas extraños de muchas otras
se suceden en las necrológicas historias
que cuenta cualquier diario en cualquier ciudad,
son meramente el anuncio para los que quedan,
una publicidad mortuoria y ciertamente
con una cuota bastante alta de morbo
que anuncia el fin inexorable de todos.
El universo, tan inconmensurable y frágil
como el pétalo de una rosa etérea
que yace al pie de la torre que sostiene
la existencia toda y todos los universos
en un precario equilibrio entre bien y mal.
Mas allá del campo y de las rosas
se extiende la negrura de la nada misma,
esa nada que todo lo contiene en su seno
y sin la cual no existiría todo lo demás.