viernes

Un poco más tarde y no veo razones para no seguir

Encubro mi dolor detrás de una fina capa de sarcasmo,

me aseguro de no dejar resquicio alguno a la vista,
mientras silencioso concluyo
la trabajosa labor de cubrir mi corazón.
Miro al rededor en busca de herramientas
con las cuales forjar desde ahora mi propio camino, 
libre de ataduras y cariños mal sanos y amores enfermizos.
Una forma más sensata de encarar los intrigantes
laberintos de la condición humana y las pasiones más ardientes,
los misterios más insondables acerca del corazón y sus misteriosos designios.
Me siento perdido entre fuerzas más allá
de las cuales mi capacidad de actuar convenientemente
se ve reducida sencilla pero inexorablemente.
Entretenimiento vano el hecho de periódicamente buscar
entre las personas que diariamente me rodean
una compañía con la cual pasar el tiempo
de una manera más agradable,
más humana, por decirlo de alguna manera.
Encierro voluntario dentro de mi coraza incluso
antes de que todos entraran en la situación actual,
en calles vacías y casas llenas de dudas y dolor,
hace tiempo que vivía encerrado entre recuerdos,
recluido en penas y alegrías que expiraron hace tiempo.
Viendo el mundo a través de una prisión invisible de miedos,
una jaula hecha de rencores y heridas innecesarias
que yo mismo me fuí causando
a lo largo de muchos años de ceguera casi voluntaria.
Disfrazo mis miedos con fórmulas gastadas,
con un falso y forzado buen humor
que no es creíble ni siquiera para mí,
estorbando sin querer hacerlo en la felicidad de quienes amo,
repartiendo los trozos de mi corazón a extraños,
y lamentando que no puedo hacer brotar agua de las piedras.
Humillado y derrotado ante el alejamiento de quienes aprecio,
viendo en silencio cómo sus pasos se alejan
y me dejan atrás sin voltear a mirar,
sabiendo a pesar del dolor que esto me causa,
que no es más que lo que merezco por mis acciones,
que fue forja de mi autoría este final de luces apagadas
y despedidas amargas.
No obstante lo que me queda de orgullo me induce
a tomar (a duras penas) una postura altiva.