En el marco de una noche invernal,
el frío brillo de los lejanos astros
ilumina la escena de un milenario ritual.
Sombras que se alargan y una hoguera
al rededor de la cual bailan frenéticamente.
Siluetas encapuchadas y silenciosas
cuyos pasos furtivos hacen crujir
las hojas resecas de tantas primaveras
y la sangre corre por sus venas.
Mientras se contorsionan sus cuerpos
al son de melodías que fueron olvidadas
dicen las palabras que si son pronunciadas,
es solo para darle vida a la nueva flora.
Palabras cuyo significado fue olvidado
mas allá de los estrechos confines del circulo
en torno al cual hace miles y miles de años
las siluetas misteriosas cuyo rostro no vi,
se reúnen en torno al fuego sagrado
para anunciar que el mundo dio otra vuelta
y que una nueva primavera se acerca.