domingo

Día sin novedades

La tarde cae lenta, parsimoniosa e indiferente.
Otro día que se va sin nada nuevo para decir
y una huella que lentamente se va borrando,
dejando atrás eventos que se fueron hace tiempo.
Nada en el mundo tiene real importancia ahora,
lo que alguna vez la tuvo fue desapareciendo
y se perdió en brumas indefinidas de olvido.
Nada queda que valga la pena proteger o cuidar,
no hay ningún lugar especial al cual extrañar
ni personas con las que quiera volver a estar.
Las horas se escapan en soledad y no retornan,
un día que agoniza lentamente y en silencio.
Rompe la perspectiva sombría el atardecer soleado
de otra jornada en el que las novedades faltaron,
lentamente se acerca la fecha de mi nacimiento
y nuevamente me encuentro perdido y sin rumbo,
buscando a ciegas un soporte en el cual hacer pie
mientras rehuyo de mi mismo y de mis defectos.
Sin caminatas y sin perspectivas de futuro
me siento a ver tranquilamente como el día muere,
en la desdicha de otra tarde desperdiciada
y contando años sin poder hacer lo que amo,
lejos de toda posibilidad monetaria de cambiarlo
y con una frustración acumulada que me hace infeliz.
Me odio a mi mismo por no poder lidiar con eso,
me repugna la facilidad con la que la gente se aleja
porque se que soy yo el que lo causa y lo fomenta,
porque uno cosecha lo que siembra y parecería ser
que no soy útil para sembrar amistades duraderas.
Otro día que se va sin novedades y más de lo mismo,
más remover recuerdos que no llevan a nada,
mas perder la nocion del tiempo enfrascado en mí.

martes

Apuntes intrascendentes sobre asuntos de importancia moderada.

Retengo pocas cosas en la memoria últimamente,
pocas cosas que merezcan ser mencionadas
o escritas en las páginas de un probable libro
que cuente las cosas buenas y malas de mi vida.
No hay grandes sucesos que adornen las historias
de este largo capítulo de quietud obligatoria
ni lazos más allá de los familiares que reconocer.
Encerrado sin más esperanzas en un futuro
que siempre se me presenta esquivo y difícil.
Pocas cosas me animan realmente en estos días
y las alegrías genuinas son cosa de un pasado
que aun no siendo perfecto ya se ve tan lejano,
que apenas puedo distinguir sus contornos reales.
Lamentablemente perdí la dirección a seguir
y no estoy encontrando la manera de retornar
al camino menos erróneo de todos cuantos tome,
mareado y sin mas recursos que los de la retórica
me veo obligado a sobrellevar ciertas ausencias
que hacen que la piel me arda en mil heridas
que todavía al día de hoy dejan su patente huella.
Largas caminatas para ser olvidadas y paseos
por una ciudad entonces bastante nueva para mi,
arquitectura de un derrumbe tal vez anunciado.
Sigo viendo las trazas de tus palabras y tus gestos
en charlas de las que tuve la suerte de participar
y una huella imborrable en el breve tiempo
en el que me contabas entre la gente que aprecias.
Un recuerdo que pone un poco de luz adicional
en días tan aciagos e inciertos, un recoveco de calor.

viernes

No hay título disponible, por lo tanto se dejará este espacio vacío.

El panorama ha cambiado realmente poco,
el mundo sigue siendo lo que siempre fue
y la gente que lo habita cambia muy lentamente.
Las buenas noticias caen en cuentagotas
mientras que la humanidad se revuelca
en viejas y archiconocidas infamias clásicas.
No ando teniendo muchas esperanzas guardadas
para un posible mejor futuro de la humanidad
ni me hago ilusiones acerca de mejorar yo,
simplemente arrastro mi existencia inútil
tratando de pasar inadvertido a las autoridades
que desde tiempos inmemoriales dictan el bien
y se encargan de eliminar y castigar el mal.
Una jornada más de no tener a donde poder ir
y sin proyectos que le den sentido a la espera
de supuestos y plausibles tiempos mejores.
Se borran de poco los trazos de las viejas calles
en las que por tantos años me gustaba pasear,
todo va desapareciendo lenta pero inexorablemente.
El mundo sigue siendo un lugar extraordinario,
aun con sus miserias y con sus lugares tétricos,
aun con su museo de horrores y bajezas humanas.
No me van quedando más que unos pocos trazos
de la vieja vida que un dia pude llegar a llevar
y de la tristeza inicial ya solo queda un dolor tenue
que simplemente me recuerda que alguna vez
es dolor se hizo presente de manera más intensa,
que el sentimiento de perdida por grande que sea
en algun momento tarde o temprano deja de doler.

lunes

Unas palabras para alguien que no las va a leer


Se impone el silencio como idioma
y el tiempo se utiliza en reflexionar
sobre los últimos acontecimientos.
Un golpe en la parte más querida
de lo que quedaba en pie de mi corazón
y un último adiós a una etapa
que pensé que duraría un poco más.
Lentamente voy corriendo el velo
y veo en silencio tu inevitable partida
a lugares a los que no te acompañare,
a sitios en los que no volveré a ir
y postales de recuerdos compartidos
que solo yo voy a recordar periódicamente.
Se terminan los preparativos finalmente
y es hora de iniciar la empresa del olvido
de nuestra breve pero rica y especial amistad.
El tiempo se hará cargo de poner las cosas
en una perspectiva un poco más realista
y de representar los hechos de manera más simple.
Una herida que va a tardar su tiempo en curar,
pero que tarde o temprano eventualmente
terminará por cicatrizarse y al fin pasará.

viernes

Introducción a contradicciones mayores de las que creía poder manejar.

El tiempo se escapa lentamente entre rutinas oxidadas,

se va como granos de arena de una playa olvidada

en las costas de memorias lejanas y difíciles de alcanzar

para un viajero solitario que solo lleva las ausencias

de las personas que alguna vez fueron una parte de su vida.

Acurrucándose en rincones sórdidos a la espera de que la lluvia

deje de caer sobre los agrisados terrenos baldíos de su corazón

y esperando pacientemente que las horas de sol vuelvan pronto.

Una sensación de desasosiego y una punzada en el interior

de una coraza que proeje solo por la parte exterior del cuerpo

pero que no tienen nada que hacer por las heridas internas.

La soledad es buena si viene acompañada de amistades también,

como único alimento deja cicatrices y huellas que sangran

cada vez que paso frente a un lugar concurrido por ambos,

lo que sucede mas a menudo de lo que acaso desearía,

el desahogo de unas cuantas palabras dichas al azar no cura

la herida profunda que tu prolongada ausencia empieza a causar.

Entre tanto tiro por la borda todo intento de volver a acercarme,

aunque una parte considerable de mi mismo lucha en contra

y se resiste a aceptar la amarga verdad de tu pronta partida.

Me quedan unas notas garrapateadas en un papel blanco,

una lista de las cosas buenas que yo parecía poder tener,

unas pocas fotos que tuve la oportunidad de tomarnos juntos

y una raigambre de caminatas y relatos compartidos y disfrutados

cuando la tarde correntina me invitaba mas a quedarme en casa.

El dolor me carcome pero aun así te dejo ir 

para no convertirme en lo que nunca jamas quisiera llegar a ser.