martes

Otra vuelta al rededor del sol y una poetiza que sigue en mi corazón y mi memoria.

El misterioso destino de ciertas palabras sorprende,
la maestría con que la vida me coloca en situaciones equívocas
y espera que resbale y caiga rodando torpemente.
Incluso yo me sorprendo al descubrir que sigo en pie,
que los golpes de la vida me duelen pero no me ablandan,
de que mis cicatrices cuentan también
la historia de cómo me volví más fuerte sin perder ternura.
La verdad misma se hace carne y me invita
a romper el silencio de tantas voces acalladas por el miedo.
Suturo viejos rencores y le doy un guiño a mi gran amor,
a esa persona que el día de hoy dió una vuelta más al rededor del sol.
Y al pensar en aquellos días agitados en los que caminamos juntos;
reímos, lloramos, gritamos y también cantamos
me vienen a la mente nuevos versos para dedicarle
y renuevo mis ganas de besarle los labios mientras ella nuevamente
deja su huella indeleble en mi corazón y se gana un lugar
en el firmamento fulgurante de mis más bellos recuerdos,
una pregunta que no requiere ser develada para ser admirada,
una ruta que se presta más a ser imaginada que viajada
y un último beso en los labios que aún al día de hoy le saca brillo a mi mirada.