jueves

Nuevas reflexiones de una noche sin nada mejor que hacer y sin lugar a donde ir...

Una habitación con luces apagadas,
y el brillo de una pantalla de ordenador
como la única iluminación disponible
en ese templo donde el silencio se rompe
por el ruido de un teclado gastado
por innumerables palabras escritas a nadie.
Un espectador de lo grotesco y lo sublime
lee en soledad mientras consigue música
que le haga la lectura mas amena
y que le haga olvidar por unos momentos
esa soledad que si bien no es totalmente odiada,
si es por momentos excesiva y casi hiriente.
Mientras camino por calles llenas de viandantes
que van y vienen en sus asuntos sin mirar
que frente a ellos pasa un fantasma errante
que vive de memorias oxidadas y recuerdos
que solo se guardan en su abigarrada mente.
Un teléfono que suena raras y contadas veces
y una medicina que cada vez hace menos efecto
cuando de heridas de un corazón se trata.
El calor se vuelve insoportable y me obliga a salir
en las tardes correntinas a recorrer la costanera
y un famoso parque que hay en esta ciudad,
frente a la vista del río dejo que un nuevo día se vaya
y pienso en la manera de demorar unos minutos
el obligado regreso al calor y la soledad en casa.
Leer hasta el cansancio y no retener nada,
leer paginas y paginas de informaciones varias
y no encontrar saciedad a la duda que me carcome,
y no encontrar una melodía que alivie el dolor
que hace mas años de los que recuerdo que anida en mi.
Nada nuevo hay bajo el sol, otro día mas que acaba
y aun sigo sin encontrar la manera de no odiarme,
de derribar los puentes que tanto me cuesta encontrar
que me llevan a la gente que quiero y aprecio.
Otro día mas de mirar con repulsión el infame espejo
y darme cuenta que la monstruosidad mas tétrica
no esta en las paginas de los libros que leo...
esta parada y observándome cada vez que miro...
la pulida superficie de un espejo.