martes

Tarde para remediar el error, pero al menos que quede por escrito que lo vi.



Inútil resistir al paso del tiempo,
ese corrosivo acido que carcome todo
y aleja de mi la visión de tiempos mejores.
Esa vana esperanza de poder olvidar todo
y con un cuaderno en blanco empezar
a construirme a mi mismo desde cero,
dejando atrás la desdicha de mi fracaso.
Olvidar no es un don que me haya sido dado,
una anestesia cara y difícil de conseguir,
un vano ejercicio de una memoria tan apegada
a recuerdos que se niegan a morir en paz
y dejar espacio para las cosas que vendrán mañana. 
Girando con parsimonia en la oscuridad cerrada
y pensando maneras de escapar de mi zona de dolor,
de salir del circulo vicioso de autoflagelación,
de atormentarme noches enteras pensando en errores
que supe siempre como evitar y no lo hice,
atenciones a detalles que quise pasar por alto,
por no enfrentarme a la realidad de lo que sentía,
por no poder llamar por su nombre al sentimiento
que al pensar en tu nombre afloraba en mi corazón,
por no hacerme cargo de que eras mucho mas para mi
de lo que jamás pude llegarte a expresar cara a cara.