sábado

Turno de seguir escribiendo a pesar de no contar con medios adecuados a tal fin.

En el Día de la Felicidad los personajes de anime con las ...

Noches silenciosas y plenas de una acuciante duda,
la duda misma acerca del propio hecho de existir,
de las derivaciones de plantear si quiera
una pregunta tan elemental y, pese a todos mis esfuerzos,
no tiene ninguna respuesta que explique bien el asunto.
Proverbial manera de pasar los días y las noches,
temores soterrados que hacen su dramática entrada en escena,
una palabra trabada en la garganta y pujando por salir,
viejas fórmulas ya usadas con bastante anterioridad
y una nube de fina llovizna que hace acto de presencia
cuando miro sin ver nada a través de mi ventana.
Alegrías pequeñas y angustias insoportables
que hacen la delicia de mis agudas reflexiones.
Un espacio para guardar viejos sentimientos
que con el correr del tiempo, fueron cayendo en el olvido,
frases que se oxidaron y se volvieron burlas blasfemas,
copias mal sanas y deformes de sentimientos genuinos.
Aplasto con mi pie una colilla de un cigarrillo y camino
sin pensar demasiado en el recorrido que voy a hacer,
desmigajo el tiempo que pasó desde la última vez que fui yo,
desde aquella última tarde en qué pude salir sin mi disfraz,
sin tener que bailar en la tétrica y tediosa mascarada 
en qué se convirtió la vida.
Hagan sus mejores apuestas, el número ganador está ya muy lejos.