martes

Brumoso pasado que reflota en formas inesperadas (basado en un texto que escribí en 2003)*

En épocas de soledad compulsiva
y febriles y famélicas ambiciones,
siempre es bueno poder contar
con un artilugio como la esperanza.
Han sido tiempos difíciles para mí,
vi demasiados rostros cínicos
y acciones cruelmente absurdas,
como salidos de una fabula cibernética
de las que no terminan al despertar
como ocurre normalmente en las pesadillas.
La sangre de mis heridas humedece mi ropa
y va dejando marcas en el suelo blanco,
camino a donde va a ser mi última morada
antes de dejar de respirar por siempre.
Descorro el velo de la incertidumbre
y me enfrento cara a cara con la muerte
en el callejón mas sórdido de la ciudad olvidada
en la que transcurrían sin pensarlo mis días
en medio de la algarabía general de la muerte diaria.
Golpeado y sangrante me debato cada día
y sangrando camino y hago aún mi propio sendero.
Voy andando lentamente y sin darme demasiada prisa
porque al fin y al cabo la vida me regaló este don.
Asqueado y hasta muchas veces asustado miro 
el mundo que se desenvuelve cada día que pasa
pero sigo de pie porque ya me acostumbré
a la fealdad del mundo y a la propia.

*este texto en su forma original ya existía fechado el 10/03/2003. Tomé la idea y lo amplié bastante como para darle una consistencia y duración apropiadas para ser publicado aquí. Desde ya la imagen no pertenece al formato original manuscrito.