lunes

Un año cargado de olvidos y una muerte simbólica que aun me duele...

El susurro del viento y la quietud de la tarde,
un día más que muere en silencio y se va,
se va dejando tras de sí un vaho de olvidos
que ya han sido escritos pero no sentidos
y que finalmente se hacen carne y realidad.
Sumatoria de situaciones incómodas para ambos
que en algún momento debía tener un final,
un desenlace que diera por finalizado el drama
y dejará su lugar a nuevas historias que armar,
con una trama más renovada y otros personajes
con otros sucesos que habrán de ser narrados.
Un frío me recorre la espina y el miedo me ciega
cuando pienso en el salto al vacío que implica
dejar tantas cosas y gente que quise en el pasado,
teniendo miedo de dejarlos y sabiendo muy bien
que no tengo otra alternativa que seguir así.
El dolor se va sanando lentamente y los días
se van encargando de poner cada cosa en su lugar,
una muerte diaria que en realidad es otra verdad.
Diariamente van muriendo los retazos del pasado
y no es algo tan malo en verdad, es renacer,
sabiendo cada día que pase dolerá un poco menos.
En fin, pasando el proceso de toda forma de cura,
en mi mismo tengo las herramientas para seguir.