miércoles

El fondo del mar

Un negro abismo cósmico se abre
y las risas se apagan lentamente,
espectrales sonidos me envuelven
y las luces se van agónicamente.
La función tiene que seguir igual,
no hay tiempo para lagrimas acá,
el sol se apaga mientras la oscuridad
se cierne sobre todo como un manto
que todo lo oculta y lo envuelve.
El brillo de una mentira sale a la luz
y viejos fantasmas se burlan de mi.
Las frías luces de las casas al pasar
me hacen morir de pena y soledad,
aprieto el paso sin ir a ningún lugar.
Hay que guardar los sentimientos
en un lugar seguro lejos de la gente,
en un lugar al que nadie pueda entrar,
una bóveda bajo siete u nueve llaves
en las entrañas de una noche permanente
bajo un cielo sin estrellas que molesten.
Esconderse y correr lejos de todo dolor,
encerrar las emociones a perpetuidad
y tirarlas al fondo del insondable mar.