jueves

Aproximaciones a la verdad (o a lo que sea que quede de ella)


Tan próximo estoy a la verdad,
que ya puedo sentir sus filos
hiriendo la superficie de mi ser
y dejando cicatrices casi invisibles
pero que un ojo entrenado sabe ver.
Pululando por pasillos húmedos,
colosales monumentos de urbanismo
en medio de las ruinas de una ciudad.
Cantos alegres en una marcha fúnebre
y negras vestimentas ornamentan
las calles de mi imaginativa mente
en los días que se celebra el carnaval.
Humedades y pestilencias de ciudad,
humo de cigarrillos y de fabricas obsoletas
en medio del estupor de la sociedad.
Ladrillos enmohecidos y lapidas chistosas
en un mundo de mudos y chistes lapidarios.
Tan cerca de ver la verdad que ya siento
como la luz que irradia hiere mis ojos
y me arroja de nuevo a la oscuridad sempiterna.
Arrojo los dados de mi incierto destino
y juego toda mi suerte a una próxima tirada.
La vida en su estado embrionario surge
y me invade con las incomodidades de ser,
con la eterna incongruencia de vivir a ciegas,
de caminar sin un trazo que seguir marcado
o una meta establecida que poder alcanzar.
La verdad es tan próxima a mi que ya puedo
sentir como su fuego me abrasa y pulveriza
solo para arrojarme como cenizas anónimas
a un universo frío e indiferente de oscuridad.
La verdad esta tan cerca de mi ser primordial,
tanto que nunca en mi vida la sentí tan lejos.