martes

Tiempo pasado que no se quiere ir aun...

Se borran las fronteras entre la realidad,
toda distinción entre los sueños y la vigilia
pierde de a poco su probable significado
y entonces es cuando los recuerdos se nublan.
El escaso valor argumentativo de los hechos
se empieza a evidenciar inexorablemente
mientras la propia realidad del pensamiento
se deja ver tras un velo de aparente calma
en la que nadie sabe que se espera para mañana.
Peleando con ciertas desventajas fácticas
a la hora de tratar de borrar los recuerdos
que ofrecen un incomodo espectáculo a mi mente,
aggiornando los argumentos para poder ganar
una partida en la que todas la piezas son rivales,
tratando de mantener la calma mientras me quemo.
Un voraz incendio que me consume lentamente,
busco en vano una mirada tuya en mis recuerdos
y escapo como de la peste de pasar por lugares
en los que hayamos estado juntos alguna vez.
Temo encontrarte por casualidad en las calles
y tener que dejarte pasar sin poder decirte nada,
una lucha interna entre querer hablarte y dejarte ir.
Una incomoda situación que ya se dio dos veces
y el amargo sabor de saber que te tenia que dejar ir
sin poder decirte ni siquiera una sola palabra,
aunque hubiera sido tan solo un formal saludo.