domingo

La sangre de una herida profunda que no me deja dormir.

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El ciclo de dolor se va cerrando lentamente,

la indolencia aparece más allá de perderlo todo

y sobrevivirme cada vez que por casualidad te cruzo

teniendo que fingir a duras penas que nunca te vi.

Pasar las mismas calles en estado de semi trance,

con la sensación de que al mundo le sobra alguien

y el talonario con el numero ganador esta en mi mano.

Recorriendo los monstruos propios y ajenos,

me siento en la vereda a esperar ver salir el sol.

Se cierran las puertas en mi larga caminata

mientras las personas en las que alguna vez confie

me dan la espalda y me dejan tirado en el suelo,

el sabor amargo de la perdida de seres queridos

me duele en la piel y en la boca del estomago,

toma la forma de llagas en la piel y desgano.

La que en otro tiempo fue mi hermana de sangre

hoy se volvió una extraña que me detesta

y me aleja de la personita que mas quiero,

con un cinismo despreciable y una total desmemoria,

es hora de curar en silencio nuevas heridas

y salir a caminar para no morir asfixiado por el odio,

sentimiento tal vez inadecuado pero genuino

que nace dentro mio frente a la injusticia que veo.