domingo

Palabras adocenadas y una teoría inoportunamente abulica





























Camino al borde de la cornisa
que separa la cordura y la locura
embebido de noches de soledad
y martirios en las madrugadas 
perdiendo el tiempo en el litoral.
Reciclando recuerdos y penas,
mirando al pasado con suspicacia
y odiándome a mi mismo siempre
y mas que a ninguna otra persona.
Recorro los terrenos baldíos a donde
fueron a parar las ilusiones que tuve
y me río de mi pretensión de ser querido
como si no se tratase nada mas que
de un triste pero gracioso delirio.
Espanto a las lagrimas con un cigarrillo
fumado a medias en el patio del olvido,
y silbo mientras cuento las baldosas 
de la vereda en la que encontré nido.
Delirios de corazones agrietados y sangrantes
que sufren amores que no son correspondidos
en el fondo de un vaso de vidrio vacío
y con flores secas de plástico enmohecido.
Datos de un querer artificial que es mantenido
en la duda de no saber si ya ha fenecido.
Escarbando el fondo de ollas oxidadas
con el resabio de una pútrida cena solitaria
y el conocimiento de mi ignorancia del sentir.
Apagaron las ultimas luces del día otra vez
y yo sigo debatiéndome sin grandes esperanzas
entre la derrota lisa y llana y la victoria sin laurel.