martes

El vino esta servido (la amargura del sabor es parte del ritual)

El ocaso de un sueño muerto al nacer
se filtra en el sentimiento de agonía
y pesar que trae aparejada la culpa,
la misma que me llena de vergüenza
cuando toca enfrentarme al espejo
y al juicio que se prepara en esa mirada.
Unos ojos temerosos que me observan
y se fijan en mis puntos débiles y defectos
arrastrándome al abismo de la indiferencia
contra el dolor que mana de las heridas
que el tiempo no había terminado de sanar.
Tramo la lenta destrucción de lo que queda
todavía en pie de mi destrozado corazón
y elevo una plegaria silenciosa por el amor
que se fue entre negras nubes a tierras lejanas.
Observo mi cara en el espejo y la odio mas
que al dolor que en estas horas me atormenta.
Respiro lenta y pausadamente para no decaer
pero no logro hacer equilibrio y me caigo
sin tener un lugar del cual asirme a la vida.
Lentamente se apagan las luces del día
y mi corazón late mas lento y el desencanto
se apodera de las tierras baldías que ahora
forman lo que alguna vez fue mi ilusión.
Una ultima oración a la memoria de amores
que fueron sepultados en la flor de su vida.
Una vez mas a probar el amargo vino del olvido.