Una ciudad sitiada y ahogada
entre el humo de las fabricas
y las luces que opacan el cielo
y no permiten ver las estrellas.
Una ciudad teñida por la mugre
y sorda de tanto ruido cotidiano
que se escucha a todas horas
cuando uno recorre sus calles.
Tañidos de campanas y templos
que son la religión del mercado
vendiendo salvación a precios módicos.
Estructuras metálicas oxidadas
y vidrios rotos en fabricas cerradas
como imponente telón de fondo
de una obra de teatro acartonada
donde los diálogos son sobre actuados
y los protagonistas personas desgraciadas.
Fragmentos de ideales perdidos y caducos
se desangran en las veredas baldías
en los limites entre el basural y un río turbio
donde la basura flota y la peste gobierna.
Enorme tiradero a donde va a fenecer
todo lo actuado por la raza humana
donde caen en el olvido todas las cosas mundanas.
