me
van envolviendo nuevamente
mientras
las ultimas lagrimas caen
en
una ceremonia funeraria barata
con
trajes de payaso y agua bendita.
La
banalidad del sentimiento repugna
y
las agujas se clavan en mi cuerpo
que
esta exhausto de caminar solo
en
medio de tantos bosquejos humanos
que
rumian la ultima novedad de la tv,
hipnotizados
mientras se encaminan
embobados
hacia la muerte y la locura.
No
hay nada para mi en esta sociedad,
nada
que yo quiera o pueda apreciar.
La barca que yo esperaba ya zarpo
y se perdió en los mares intemporales,
y se perdió en los mares intemporales,
dejándome
esta amarga y triste realidad.
No
hay nada para mi en las noches soñadas
donde
los recuerdos vividos se hacen canción
y
donde el dolor encuentra remedio en el amor.
Nadie
que espere por mí cuando todo termine
y
me de un abrazo tan necesario a mi corazón,
que
me haga saber que todo esto valió la pena.
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