en medio de melancolías apenas escondidas
que dejan entrever que esa dicha de antaño
es un recuerdo borroso de caminatas perdidas,
de paseos a lugares a los que ya no volveré.
Helado por dentro mientas el sol me quema
y las heridas de la perdida de un ser amado
se hacen llagas y sangran de forma visible.
Porque el recuerdo ese punto de encuentro
en el que solías estar esperándome siempre
para iniciar nuestras charlas y caminar la ciudad,
ese viejo punto de encuentro ahora ya vacío
donde tantas veces nuestras manos se estrecharon.
No pude abrazarte la cantidad de veces que quise
ni pude decirte ni la mitad de lo que tu amistad
valía para alguien errante y solitario como yo.
Me quede con palabras sin poder decírtelas
y con un sentimiento de perdida cuando saliste
del circulo de personas de mi vida cotidiana.
Una amargura que se siente en lo mas hondo
de un corazón que guarda en secreto tu rostro,
el rostro que aun hoy asocio a días mas felices.
Ese afecto que al día de hoy te sigo guardando
aunque no pueda hablarte ni quieras que lo haga.
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