de las ilusiones que supe guardar una vez,
se corroen y se desgastan los recuerdos
y se hacen borrosas las sonrisas de ayer.
Me duelen las heridas que no se cierran
y los asuntos pendientes que me persiguen,
en noches interminables de duro insomnio
y lagrimas amargas por amigos que ya no están.
El esfuerzo por sonreír cuesta cada vez más
y los afilados recuerdos me hieren la piel
mientras miro a mi alrededor y encuentro
solo ruinas y desolación, roturas irremediables.
Una soledad que lentamente me envuelve
y me lleva lejos de todo lo que quise y amaba,
la cruel parodia de quien quise ser alguna vez
a través del cristal de los últimos fracasos.
Odiandome a mi mismo y a mi impotencia
a la hora de hacerme querer por los demás,
viendo con tristeza tu lejana figura en el horizonte
y sabiéndote tan lejana, fuera de mi alcance.
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