La noche se
cierra sobre el cielo,
la luz
abandona el firmamento
y una
oscuridad envolvente
nos invita
a navegar sus misterios.
¿Que guardan
en su seno las profundidades
de una
noche otoñal sin estrellas?
Canciones olvidadas
de antaño
se cantan
en las barras de los bares,
sin sabores
cotidianos que nos amargan
como una
gris tarde de fría lluvia
con las
hojas caídas de pasadas primaveras
y las
flores que recuerdan algún ser querido.
Los años
pasan y corroen los recuerdos
como las
arenas de playas lejanas
en donde
solo se escucha el mar impasible.
La mente
cansada busca refugio en el alcohol
y al no precavido
los hados etílicos le nublan la mente.
Mas ya no
hay a donde ir de madrugada
cuando el
insomnio me apresa cual telaraña.
Intento pasar
el tiempo que me queda con ánimo
tratando de
no caer en la desesperación del cobarde.
Miro al
cielo y me pierdo en su infinita negrura,
tan frágiles
y tan insignificantes como hojas secas
resultamos todos
los que ahora vivimos.
Las aguas
del tiempo se llevan todo a su paso,
también nos
va a llegar la hora de que nos lleven,
las cartas
de esta mano ya se jugaron
Y no tengo
intenciones de volver a jugar.
Las ventanas
de las casas están cerradas para mí
como las
puertas de un antiguo y lejano paraíso,
cerradas a
mi paso ahora y para siempre
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